ESPARTACO (II).

Cuando te acostumbras a las salpicaduras desmesuradas de sangre, a ver saltar los dientes por los aires, a la carne muerta plagada de gusanos y a otras escenas de lo más gore... Cuando te acostumbras a los desnudos continuos, a las escenas de sexo que rayan en el límite de una película erótica... Cuando te acostumbras a las palabrotas, a la continua mención de las partes nobles de los dioses... Cuando te acostumbras a todo eso, es cuando dices: "¡anda! Pues no está tan mal la serie esta". Sí, vale, no te enganchas. La trama no es que sea ultra rápida. Al fin y al cabo es siempre lo mismo: peleas, sexo, peleas, sexo, diálogo sin sentido, peleas, sexo, mención al pene de algún dios...y otra vez a peleas. Esto es, en resumidas cuentas, la tónica habitual de cualquier capítulo. Pero te quedas a verlo. ¿Será el calor?¿Será el tiempo libre estival? Pues no lo se, la verdad. El caso que ya llevo cinco capítulos y le he cogido el gusto.

Al personaje protagonista, Espartaco, habría que darle un par de yoyas, pero lo cierto es que le dan tanto a lo largo de cualquier episodio que resultaría inútil. A mi lo único que me apetece es darle una colleja. Le falta un poco de sustancia. Mucha pose de tipo duro, pero en el fondo es un oso amoroso... Resulta, cuando menos, extraño. O al menos bajo mi punto de vista.

Por lo demás, la serie parece estar bien ambientada. Tampoco es que haya muchos escenarios. Parece que no tienen mucho sitio en el plató. Creo que Friends tenía más escenarios que Spartacus. Y los exteriores parecen sacados de cualquier videojuego de ambientación romana.

Sin embargo, en vestuario, se puede decir que tenemos un amplio surtido de taparrabos y de túnicas semitransparentes. Aqui lo que importa es ver pezón. Pero no me repito que eso ya no conté en la entrada anterior.

Vamos que según lo pongo parece que no tiene nada bueno. Pero algo tiene. Algo tiene que te engancha y te hace ver un capítulo más. Aunque todavía no se que es ese algo. Lo encontraré.